martes, 30 de julio de 2013

CARTAS DE AMOR PARA LA SEÑORITA ÁFRICA


Estimada señorita África:Sería casi imposible que usted se acuerde de mí, ¡tantos niños habrán  pasado por sus manos! Yo la verdad de su aspecto físico apenas tengo un vago recuerdo velado por la cortina del tiempo, ya sabe que los de aquellos tempranos años de nuestra edad   aunque  cruciales para nuestro desarrollo como personas, también suelen ser difusos.Ahora me viene a la memoria dichos  recuerdos de una infancia  feliz que luego se fué turbando conforme iba despertando a la vida real. Recuerdo aquella mañana, cuando la ví por primera vez; debía de ser mediados de septiembre; mi madre y mi hermana me acompañaron a mi primer día de clase, el bautismo de fuego.
Aún perfuma mi mente el olor del aula donde nací al conocimiento, todavía resuena en mis oídos  el crujir de la madera apolillada y descolorida del suelo al saltar y correr de su ejército de infantes, el mas fiel soldado: un servidor; y allí detrás de su mesa de madera con patas metálicas reinaba usted:


-Hola niños soy la señorita África.África…,este nombre evocaba en mis pueriles ensoñaciones  las bastas sabanas que veía en los documentales o la libertad de la que pensaba yo disfrutaban leones, tigres, gorilas….. ninguno de ellos tenía que ir a clase; pero ninguno de ellos la conocería nunca, señorita África.

Como quien lanza un al mar un mensaje  dentro de una botella esperando que en alguna remota cala alguien lo reciba, lanzo yo esta epístola para que las olas cibernéticas  y una suerte de azares un día la lleven a arribar a su playa para hacerle saber que usted fué mi primer amor.

Yo ahora señorita África; me encuentro postrado en una  cama esperándole a la muerte; mi vida no fue para nada ejemplar: he robado, extorsionado y mandado matar; ¡Cuán estúpidos nos hace el egoísmo! En el  horizonte donde debía de haber rojos pastel de atardecer solo asoman  las oscuras nieblas de la  noche. Emprendo el viaje a lo inmenso y yo, señorita África –Que me perdone mi adorada madre-, me acuerdo de usted.

Tengo tres balas alojadas en mi cuerpo así que me queda poco tiempo y menos fuerzas y ya vé señorita  África, ahora comprendo que las personas como usted protegen al mundo de personas como yo.No hay más que decir; la luz ya me está llamando, adiós mi amada señorita África. 

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